1- Las miradas. Algo de lo que más les molesta es recibir miradas de arriba a abajo de parte de los comensales.
2- Conversaciones privadas. Una de las situaciones más incómodas para los meseros es tener que escuchar y ser testigos de las conversaciones de los comensales. Mientras esperan a que decidan lo que ordenarán, a veces se ven obligados a escuchar discusiones e intimidades.
3- Llamados poco educados. Les irrita ser llamados mediante sonidos como “psss psss”, “hey” y otros parecidos. Aunque para algunas personas los camareros son parte de una sub-especie que no merece un saludo, ellos tienen sentimientos y son sensibles.
4- El desorden. Les molesta que los comensales muevan las sillas y las mesas, pues rompen con el orden que tienen establecido. Por eso, si deseas cambiar de mesa, avisa.
5- Obligarlos a hablar inútilmente. Si ya sabes lo que vas a pedir, no molestes al camarero pidiéndole su opinión sobre los platillos del día. Luego de que él explicó con lujo de detalle la preparación y los ingredientes, no falta el cliente que simplemente dice: “mejor tráeme una ensalada”. Eso en realidad los irrita sobremanera.
6- Las contradicciones. Algunos de los meseros consultados aseguraron que ciertas incongruencias por parte de los clientes los sacan de quicio. Entre ellas: que pidan agua natural y hielo aparte, que coman el platillo con más grasa y un refresco Light, que ordenen un vino caro y que la propina sea mala, que ordenen sólo un postre y muchas cucharas, que pidan un plato picante para después quejarse.
7- Los niños. Que los hijos de los comensales corran por todas partes y que ensucien todo es una más de las cosas que molestan a los camareros. Los restaurantes no son un parque de diversiones y ellos no son niñeras.
8- Propina escasa. El momento de entregar la cuenta es crucial para los meseros. Si su desempeño fue bueno, esperan ser recompensados con una buena propina. Brindar el mejor de los servicios y que a la hora de la cuenta dejen una moneda o sólo un par de caramelos los enfurece.
9- Amiguismos. Pedir descuento por ser amigos del dueño les resulta una actitud patética.
10- Horas extras. La peor pesadilla de un mesero es que justo cuando el lugar está por cerrar y se dispone a marcharse a su casa, llegue un grupo de comensales a prolongar la jornada laboral.
Fuente: 10 Puntos
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